No apto para todos los públicos - Décima edición - Bloodborne
En su momento cuando se anunció el juego, ya me llamó muchísimo la atención por la estética victoriana, pero tras descubrir quién estaba detrás (From Software) decidí dejarlo de lado. El motivo era simple: yo compré Demon's Souls en su salida y habré jugado (bueno, jugado, muerto) unos 30 minutos. El juego era muy exigente (y yo muy malo), además de que el hecho de que no tuvieras ninguna guía, ayuda o consejo para indicarte hacia dónde avanzar se me hacía un mundo. Qué equivocado estaba.
Sin embargo, este verano decidí darle la oportunidad debido a la cantidad de críticas tan positivas que recibió el título de Miyazaki. Y la verdad, me arrepiento de no haberlo jugado en su salida o de haber tenido tan poca paciencia con el juego original de la serie.
Con esto no quiero decir que Bloodborne es un juego que podría jugar cualquiera. No lo es. Requiere mucha paciencia, admitir que perder es parte de tu aprendizaje, lanzar muchos gritos ante situaciones que te parecen injustas y, en resumen, no solo afrontar el reto que supone el juego de por sí, sino también el que supone para tus propios nervios y capacidad de adaptación o aprendizaje. Esto es algo que muchos jugadores no tienen, por lo que nunca les recomendaría que se lanzaran a por este título.
Con ese planteamiento inicial, nuestro mentor, Gherman, nos dirá que salgamos a la calle y matemos algunas bestias, que eso es lo que hacen los cazadores, comenzando el juego. En una primera instancia, diremos que la historia es pobre, poco profunda y que el juego se basa en su sistema de combate. Nada más lejos de la realidad. Al igual que ocurre en la saga Souls, Bloodborne posee una historia muy rica, con un mundo realmente interesante para descubrir. El problema es que no se nos contará una historia, sino que tendremos que descubrirla. Y lo haremos leyendo las descripciones de todos los objetos que consigamos, hablando con los habitantes de la ciudad, leyendo algunas pistas que se encuentran por el juego... Desde luego, un método para nada tradicional en el género.
Es una historia compleja, con grandes referencias de los mitos de H.P. Lovecraft, pero sumamente interesante. Es la narrativa lo que hace que sea tan caótica y seguramente no seamos capaces de entender absolutamente nada (yo de hecho, hasta que no busqué por internet información, no tenía ni idea de lo que había pasado).
Para haceros la tarea más sencilla, os dejo un artículo en Kotaku, en inglés, que explica toda la historia del juego (no hace falta decir que es un spoiler como una casa, ¿verdad?). Pero no os preocupéis, también he encontrado una traducción hecha por tres usuarios de Mediavida para los que no os llevéis demasiado bien con la lengua de Shakespeare (son tres partes y están a lo largo del tema, así que tendréis que ir buscando un poquito), por lo que si habéis jugado a Bloodborne y no os habéis enterado de la historia o, simplemente, la queréis conocer, ahí tenéis la oportunidad perfecta para hacerlo.
Al igual que la saga Souls, nos encontramos ante un ARPG muy exigente. Exigente porque no podemos machacar botones sin ton ni son, como comprobaremos en los primeros compases del juego. Cuando nos creemos el personaje, además de elegir su edad y personalizarlo a nuestro gusto (por pura estética) elegiremos su trasfondo, que servirá para otorgar unos atributos iniciales. Obviamente, esto no impedirá que podamos subir otros atributos a nuestro gusto conforme vayamos mejorando.
Nuestro arsenal se dividirá en dos partes: por un lado, podremos equiparnos con hasta dos armas de combate cuerpo a cuerpo que podremos cambiar en combate, además de utilizar su "truco". Dicho truco consistirá en transformar el arma, otorgándole otra propiedad. Por ejemplo, dispondremos de una espada que, al transformarla, se convertirá en un enorme martillo a dos manos, muy lento pero que hará estragos si conseguimos acertar a los enemigos. O una de las espadas iniciales, que al transformarla aumentaremos su alcance a cambio de perder algo de velocidad de ataque con ella. Seremos nosotros los que decidiremos qué nos conviene más en cada momento o, simplemente, con qué estamos más cómodos, aunque conocer todas las armas será fundamental para no pasarlo demasiado mal durante nuestra estancia en Yharnam.
Por otro lado, dispondremos de las armas a distancia, como cañones de mano o pistolas. Sin embargo, debido a que para disparar necesitaremos balas (obvio), no es conveniente hacerlo a la ligera y lo más recomendable será usarlas únicamente para atraer algunos enemigos o para incordiar a otros. Y creedme, es muy útil. Si somos capaces de temporizar correctamente el disparo con la acción del enemigo, podremos aturdirlo levemente, dándonos tiempo para asestarle una gran cantidad de daño en forma de ataque visceral.
El otro gran apartado del combate será la esquiva. Debido a la casi ausencia de escudos (existen, pero son de madera y apenas resistirán los envites de los enemigos) estaremos constantemente retrocediendo, dando volteretas, flanqueando...
Aún con todo eso, la gran protagonista de Bloodborne es la muerte. Nuestra muerte. Vamos a morir. Mucho. Solo a base de prueba y error aprenderemos las mecánicas de los enemigos normales. Y ojo con los enemigos normales, porque nos podrán poner en un aprieto, incluso si son de zonas que ya hayamos visitado.
En cuanto a los jefes, no puedo más que elogiar a los diseñadores. Ya no sólo por su estética, de la que hablaré luego, sino por su concepción. Todos los enemigos son distintos entre ellos. Tendremos que memorizar sus mecánicas a base de prueba-error, aprender a esquivar correctamente sus ataques, encontrar sus puntos débiles situados en brazos, piernas... Pero ojo, no podremos fijar el objetivo al brazo, por ejemplo y facilitarnos la puntería automática. Para atacarlo, tendremos que situarnos en su flanco y atacar. Ya os dije que la última obra de Miyazaki no iba a resultar fácil.
Y como de morir va la cosa, tendremos que tener cuidado. Cada vez que derrotemos a un enemigo, conseguiremos ecos de sangre, algo así como la moneda del juego, que servirá para subir de nivel o comprar nuevos objetos. Pero esto sólo podremos hacerlo en una dimensión paralela, denominada El Sueño del Cazador, donde estaremos a salvo de los enemigos. El problema radica en que para acceder a esta zona sólo podremos hacerlo mediante el uso de unas farolas que se encuentran a lo largo del juego (algo así como unos checkpoint, donde reviviremos si nos matan), por lo que si llevamos muchos ecos de sangre, es probable que nos convenga volver... Y digo esto porque, si morimos, perderemos los ecos de sangre que llevemos en ese momento, aunque tendremos una segunda oportunidad para ir a recuperarlos. Eso sí, al igual que ocurría en la saga Souls, si volvemos a morir, perderemos para siempre todos esos ecos de sangre, y creedme que duele mucho (y nos sucederá en más de una ocasión).
Bloodborne no nos concede ni un sólo respiro. El sonido es fundamental para descubrir si hay enemigos cerca, puesto que muchas veces ni los veremos (suelen estar esperándonos en zonas ciegas para nuestra visión o venirnos desde atrás... Es todo muy gracioso) debido a la oscuridad predominante en el título. No obstante, a la vez es muy gratificante avanzar en este juego. Ver como nos sale el mensaje de Presa Asesinada al derrotar a un enemigo final que nos había puesto contra las cuerdas, explorar las distintas zonas de Yharnam... Bloodborne más que un juego, es una experiencia. Una experiencia no apta todos los públicos, dicho sea de paso. La paciencia, la calma, el ensayo... Son herramientas que deberemos poseer si no queremos dejarlo tras la primera hora de juego, rindiéndonos ante nuestra incapacidad para avanzar más que unos pocos metros..
En cuanto al sistema online, yo no lo probé porque decidí que ya tenía bastantes problemas con lo que habitaba Yharnam para añadir jugadores que me invadían el mundo, pero igual que en la saga Souls. Mediante el uso de unas campanas, podremos o bien invocar cazadores en nuestro mundo para que nos ayuden contra un enemigo final, o bien invadir otros mundos para incordiar a otro cazador.
Nos encontramos ante una ciudad de clara influencia del siglo XIX, con calles muy estrechas que ayudan no sólo a la inmersión, sino también al diseño del juego en sí, ya que facilita el ser arrinconado por los enemigos o tener poco margen de maniobra, dificultándonos el avance. Además de la ciudad, que será el principal escenario donde se desarrolle la aventura, cabe destacar el mimo que se le ha dado a los interiores, como las casas que podremos visitar o el gran acabado de las catedrales, por no hablar de otros escenarios que visitaremos como un bosque o un cementerio, entre otros.
A la inmersión propiamente dicha hay que añadirle lo logrado que están los llantos de bebés, risas histéricas de los habitantes que han enloquecido, susurros... Metiéndonos en la aventura y sobresaltándonos en más de una ocasión ante un enemigo que no hayamos visto, debido a que el sonido es una parte fundamental de este juego al ponernos sobre aviso si hay algo hostil cercano, al escuchar sus pisadas o su respiración, por ejemplo.
Como dije, no había jugado a ningún juego de la saga Souls durante más de una hora antes de este título, Bloodborne es el primero en mi experiencia con Miyazaki, pero tanto a nivel jugable como a nivel de inmersión es muy gratificante. El juego no es un survival horror ni pretende serlo, pero yo al menos tuve una sensación de agobio constante, quizás motivado por mi inexperiencia, aunque creo que eso es parte de lo que buscaban sus creadores.
Los enemigos, como dije, encajan a la perfección con la estética del juego, donde veremos desde cazadores como nosotros, a enemigos más típicos de la época como hombres lobo. Aunque es difícil fijarse en el detallado de los mismos, principalmente porque te juegas la vida en cada combate, resultan bastante cuidados. Al observar como cuando los hombres lobo atacan se ve el movimiento de sus pelos, por ejemplo.
El apartado sonoro cumple, no recordaremos ninguna melodía especialmente pero acompaña a la perfección, con temas con bastante inmersión, especialmente en los enfrentamientos contra jefes finales. Aún así, aunque la música no sea su punto fuerte, sí lo son los sonidos ambientales, que ayudan a situarnos en Yharnam y entender la locura de sus habitantes.
Bloodborne es un juego difícil donde vamos a morir mucho y tendremos que aceptar eso como parte de un aprendizaje basado en el continuo agobio. Por ello, es un juego que no es apto para todos los públicos, ya que no todos tendremos paciencia para morir y repetirlo todo de nuevo, por no hablar de caer derrotados ante un jefe de zona y tener que volver hasta él, derribando (o esquivando) de nuevo a todos los enemigos en el camino hacia el mismo.
Sin embargo, es un título que realmente recompensa al jugador constante, el que se no rinde, puesto que la sensación de derrotar enemigos finales frente a los que caías una y otra vez no es algo que había sentido desde hace años, quizás por, como nos comentaba Abe, la extrema casualización de los juegos, que en parte me ha permitido superar este título.
Bloodborne me ha abierto los ojos. Y aunque sería incapaz de jugar juegos con este nivel de dificultad de forma constante, sí que los empiezo a necesitar con más frecuencia que antes, de ahí quizás mi interés por la serie Shin Megami Tensei.
En definitiva, Bloodborne es un gran juego, que no disfrutarán de la misma forma dos jugadores distintos y que, si pasamos la curva de aprendizaje inicial, supondrá una gran experiencia que puede que nos encandile. Como dato, de mis más de 300 muertes, probablemente el 70% serían en la primera mitad del juego, ya que en los compases finales la mecánica se tiene mucho más aceptada y sale todo casi de forma automática aunque, ojo, si nos confiamos vamos a morir. Porque de eso se trata.
"Welcome home, good hunter."
Lo que impresiona de Bloodborne no es la dificultad ni la jugabilidad (ambas las conocemos si hemos jugado a Demon Souls o alguno de los Dark Souls) sino como fusiona esas 2 características con los escenarios. Escenarios bien detallados y de alta calidad. Pocos juegos pueden presumir de buena calidad visual y excelente jugabilidad con libertad para el jugador.
ResponderEliminarBloodborne es un gran juego pero no siquiera FromSoftware logro superar al nuevo titan de los RPGs: The Witcher III, CD Project Red logro destronar por asalto al heredero de la saga Soul, espero que tambien le dediques un post a The Witcher
ResponderEliminarClaro! en navidades me compraré PC nuevo, llevo queriendo jugarlo desde su salida pero lo quiero jugar en ordenador para importar la partida :D
EliminarQue conste que Macrox ya nos dejó sus impresiones iniciales tras jugar durante bastantes horas: http://destino-rpg.blogspot.com.es/2015/06/impresiones-iniciales-witcher-3-wild.html
Eliminarya bueno, pero From Software juega en una liga diferente a la de CD Project.
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