[Análisis] Tales of Symphonia
Si bien hoy en día es increíblemente raro ver videojuegos atrapados en Japón sin posibilidad alguna de localización, hasta hace relativamente poco eran muchos los que se veían envueltos en tal situación. Con Europa como la gran perjudicada, era casi la norma que bastantes lanzamientos, en caso de ser localizados, llegasen únicamente a América ante el temor de generar pérdidas por arriesgarse a licenciarse en un continente donde la industria se consideraba menos extendida y no cuenta con una lengua única.
Hemos vivido situaciones de todo tipo: sagas que sólo llegaban a través de spin-off poco representativos de la misma, secuelas directas de juegos cuyas primeras entregas no habían sido localizadas previamente, traducciones que vienen y van, títulos que llegaban con años de retraso...
Tras esta introducción, en la que se cumplen a la perfección los mayores tópicos del género, los primeros compases dejan entrever que la historia de Tales of Symphonia no es la típica trama del bien contra el mal, sino que a medida que avanza va tomando derroteros muy diferentes a los habituales, transformándose gradualmente en una trama compleja, con muchos giros argumentales y la presencia de temas como el racismo, la pérdida de los seres queridos o la lucha contra el destino.
No obstante, hablar de la trama de Tales of Symphonia es imposible sin mencionar el gran elenco de personajes que configuran una historia que, llegado a cierto punto, muestra tintes corales que permiten un increíble desarrollo personal. Del primero al último, cada uno de los protagonistas tiene una historia impecable, un desarrollo creíble y unas relaciones con el resto de personajes que evolucionan de manera muy natural con el paso de los acontecimientos. Como no podía ser de otro modo, gran parte de la culpa recae sobre las skits, pequeñas escenas que salpican el juego en el que los personajes del grupo hablan entre ellos comentando sus sentimientos, la situación en la que se encuentran o, simplemente, contándose cosas mundanas en una mecánica que dota al grupo de una naturalidad muy lograda. Aquí no es necesario que el protagonista esté siempre en medio: el grupo es consciente de su condición y hablan entre ellos.
Como punto negativo, decir que la trama muchas veces se alarga innecesariamente revisitando zonas y volviendo atrás en secuencias que se hacen bastante pesadas, con un segmento final que también parece alargarse más de lo debido en algunos puntos. Aquí también es necesario comentar que muchas veces el juego mete con calzador puzzles absurdos, lentos o muy complejos que rompen su ritmo natural y parecen pensados para desanimar al jugador a querer seguir adelante con la historia.
Más concretamente, en combate participan únicamente cuatro personajes (con sus correspondientes barras de HP y TP), uno bajo el control del jugador y los demás en manos de otros jugadores en caso de tener más mandos, o de la IA en caso de jugar en solitario. Quizá una de las cosas que sorprenderán al jugador es que la IA es muy útil y se adapta bastante bien a las vagas directrices que puedes darle. A veces es suicida, a veces se pone a usar Artes como si no hubiera un mañana cuando le has dicho lo contrario, pero en términos generales es un punto muy positivo la buena programación de ésta, sobre todo teniendo en cuenta la época en la que fue lanzado originalmente.
De igual modo, el juego está plagado de misiones secundarias en todo momento, haciendo que para los coleccionistas sea todo un reto completar un título en el que para conseguir el 100% se necesita un mínimo de tres partidas. Respecto a estas misiones secundarias, hay que tener en cuenta que muchas de ellas resultan extremadamente ocultas, con unos requisitos estrictos o una ventana de activación demasiado estrecha, lo cual puede ser interesante como método para premiar al jugador avezado, pero también impide que, por un simple despiste o no ser particularmente concienzudos, podamos perdernos situaciones de evolución o desarrollo de personajes interesantes de la historia.
Respecto a la dificultad, si la mantenemos al nivel Normal, presenta un par de altibajos muy concretos en algunos jefes, pero en general la curva de dificultad está bien trabajada, tirando incluso a lo fácil. Con todo, el combate final del juego puede saber a poco, sobre todo para un jugador acostumbrado a otro tipo de batallas mucho más largas y complicadas. No obstante, hay dos niveles de dificultad más para poder ajustarlo a nuestro gusto.
Además, es fácil verlo ahora mismo por 5€ durante las rebajas de Steam o la PS Store, o un poco más en un pack que sacaron con su secuela y Tales of Graces f. Si tras estos 15 años aún no le habéis dado una oportunidad, os recomendamos fervientemente que lo hagáis, porque es muy posible que acabéis completamente enamorados del título de Namco que revolucionó la saga y la hizo evolucionar hasta lo que es hoy en día.
¿Que os ha parecido el juego? ¿Lo habéis jugado o planeáis hacerlo? Podéis dar vuestra opinión o dejar vuestras dudas en los comentarios.
Hemos vivido situaciones de todo tipo: sagas que sólo llegaban a través de spin-off poco representativos de la misma, secuelas directas de juegos cuyas primeras entregas no habían sido localizadas previamente, traducciones que vienen y van, títulos que llegaban con años de retraso...
Por ello, han sido muchas las sagas que han necesitado de un catalizador que propiciara su éxito en occidente, con factores tan importantes como un esfuerzo de localización encomiable, buen márketing o simplemente un lanzamiento en el momento adecuado. Con ejemplos clásicos como Final Fantasy VII, Dragon Quest VIII: El periplo del rey maldito o Persona 3, Tales of Symphonia fue la piedra angular del cambio de rumbo de la franquicia en su transición del 2D al 3D y su expansión a tierras extranjeras, así que por ello queremos realizar un análisis del mismo que nos recuerde cómo era esta serie cuando logró su primer éxito en nuestras regiones.
En un mundo en decadencia por la pérdida de maná y asolado por una raza de semielfos que explotan a los humanos en granjas, un Elegido de la diosa Martel debe iniciar una peligrosa peregrinación para abrir los diferentes sellos y, así, conseguir salvar al mundo de la destrucción. Cuando Colette, amiga de la infancia de Lloyd, nuestro protagonista, es designada como la Elegida y debe iniciar la peregrinación, una serie de eventos los vuelve a unir en un viaje donde quizá salvar el mundo no sea la mejor opción.
Tras esta introducción, en la que se cumplen a la perfección los mayores tópicos del género, los primeros compases dejan entrever que la historia de Tales of Symphonia no es la típica trama del bien contra el mal, sino que a medida que avanza va tomando derroteros muy diferentes a los habituales, transformándose gradualmente en una trama compleja, con muchos giros argumentales y la presencia de temas como el racismo, la pérdida de los seres queridos o la lucha contra el destino.
Como punto negativo, decir que la trama muchas veces se alarga innecesariamente revisitando zonas y volviendo atrás en secuencias que se hacen bastante pesadas, con un segmento final que también parece alargarse más de lo debido en algunos puntos. Aquí también es necesario comentar que muchas veces el juego mete con calzador puzzles absurdos, lentos o muy complejos que rompen su ritmo natural y parecen pensados para desanimar al jugador a querer seguir adelante con la historia.
Quizá el apartado del juego que peor ha envejecido a lo largo de los años junto a los gráficos, y el que más puede echar para atrás a muchos jugadores en sus primeros compases: Tales of Symphonia revoluciona el sistema de Motion-Linear Battle System en 2D que aparecía en Phantasia, Destiny y Eternia para dar el salto a un entorno 3D donde los personajes se sitúan en diferentes planos para añadir la variable de profundidad al combate. No obstante, el entorno 3D es un aspecto puramente gráfico, puesto que jugablemente el combate se sigue realizando en una línea recta donde se realizan todas las acciones, con la diferencia de que los otros personajes están en diferentes planos y ciertas acciones (golpes, por ejemplo) pueden hacerte cambiar de plano de profundidad en el escenario. Así las cosas, resulta evidente que el sistema de combate de Symphonia no es más que la evolución natural de las anteriores entregas, una suerte de limbo en la transición del puro 2D al 3D completo que, eso sí, es increíblemente divertido una vez te acostumbras y apartas a un lado lo arcaico que puede ser a veces.
No obstante, existen muchas más mecánicas que interfieren en el combate: puedes evitar que la IA utilice Artes concretas, pausar la batalla en cualquier momento para dar directrices muy específicas, existen títulos "equipables" que mejoran ciertos parámetros de los personajes al subir de nivel (con un sistema de "experiencia en la sombra" que es de los mayores aciertos en este apartado), una barra que permite realizar ataques conjuntos, gemas que proporcionan habilidades especiales, la posibilidad de cocinar platos con diversos efectos al término del combate, bonificaciones... Vamos, que si bien no tiene mecánicas muy complejas, sí que permite que las batallas sean muy entretenidas por los elementos que intervienen en todo momento y el grado de personalización.
Ahora bien, fuera de combate el juego baja enteros: un movimiento increíblemente lento en el mapamundi con una cámara que no da mucho de sí, controles pésimos en los vehículos, multitud de lugares en los que te quedas "atascado" en los bordes del terreno... Son todo cosas achacables a que se trata de un juego lanzado en el año 2003, pero en las versiones actuales se podría haber mejorado un poco ese aspecto y no se ha hecho.
Con algo menos de 50 horas en el contador interno del juego, Tales of Symphonia es un título con una historia principal muy larga y que da para muchas horas de juego, si bien presenta los problemas de lentitud y alargamiento innecesario que ya comentamos previamente.
De igual modo, el juego está plagado de misiones secundarias en todo momento, haciendo que para los coleccionistas sea todo un reto completar un título en el que para conseguir el 100% se necesita un mínimo de tres partidas. Respecto a estas misiones secundarias, hay que tener en cuenta que muchas de ellas resultan extremadamente ocultas, con unos requisitos estrictos o una ventana de activación demasiado estrecha, lo cual puede ser interesante como método para premiar al jugador avezado, pero también impide que, por un simple despiste o no ser particularmente concienzudos, podamos perdernos situaciones de evolución o desarrollo de personajes interesantes de la historia.
Respecto a la dificultad, si la mantenemos al nivel Normal, presenta un par de altibajos muy concretos en algunos jefes, pero en general la curva de dificultad está bien trabajada, tirando incluso a lo fácil. Con todo, el combate final del juego puede saber a poco, sobre todo para un jugador acostumbrado a otro tipo de batallas mucho más largas y complicadas. No obstante, hay dos niveles de dificultad más para poder ajustarlo a nuestro gusto.
El estilo artístico de Kosuke Fujishima tiene un gran protagonismo en este título: los diseños de los personajes son brillantes y coloridos, resultando muy bien plasmados en el juego, aunque nada más empezar la partida se le nota el peso de los años en este título. Las expresiones faciales no están demasiado pulidas, las animaciones en las escenas brillan por su ausencia, los modelados tienen proporciones cuestionables... pero donde Symphonia verdaderamente destaca es en el diseño paisajístico. Los entornos del juego están increíblemente cuidados: las casas cuentan con un gran nivel de detalle, y ciudades como Asgard u Ozette son sencillamente impresionantes, sin olvidar las por desgracia poco frecuentes secuencias animadas, todo un acierto a la hora de narrar eventos especialmente importantes.
La Banda Sonora compuesta por el gran Motoi Sakuraba tampoco defrauda las expectativas: el opening es una auténtica maravilla, con el resto de las piezas siguiéndole de cerca en un trabajo que nunca se hace repetitivo y en la que destaca Fighting of the Spirit, un increíble remix del mismo tema de Tales of Phantasia que supone un gran guiño al juego que empezó la saga.
Tales of Symphonia es una auténtica maravilla que se puede disfrutar de principio a fin. Sí, no es un juego corto ni apto para los que no tienen demasiado tiempo para dedicarle, pero es un título en el que merece la pena pasar las 50-60 horas que dura por su profunda historia, excelente desarrollo de personajes o adictivo sistema de combate. Es anticuado en varios aspectos técnicos y de desarrollo, pero eso también sirve para comprobar cómo empezaron a cambiar las cosas en este estilo.
Además, es fácil verlo ahora mismo por 5€ durante las rebajas de Steam o la PS Store, o un poco más en un pack que sacaron con su secuela y Tales of Graces f. Si tras estos 15 años aún no le habéis dado una oportunidad, os recomendamos fervientemente que lo hagáis, porque es muy posible que acabéis completamente enamorados del título de Namco que revolucionó la saga y la hizo evolucionar hasta lo que es hoy en día.
¿Que os ha parecido el juego? ¿Lo habéis jugado o planeáis hacerlo? Podéis dar vuestra opinión o dejar vuestras dudas en los comentarios.
No soy muy fan de los Tales of y, de hecho, este ha sido el único que me he pasado. No obstante, un juego notable cuando se lo ata a su contexto e incluso disfrutable fuera de él (como fue mi caso, me lo pasé hará unos 4-5 años).
ResponderEliminarA mí me pareció cuco aunque considerablemente previsible en términos generales. Como ya había jugado a Tales más actuales antes que a este, ciertamente resentí un poco la mecánica de combate y tal, pero bueno, en general no me disgustó.
ResponderEliminarLuego jugué a la secuela y... en fin -_-
¿Cuál de las dos?, porque Tales of Symphonia ocurre 1000 años antes de Tales of Phantasia xD
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