¿Qué tal es Ori and the Will of the Wisps?
Ori and the Blind Forest fue de los grandes éxitos comerciales desarrollados por un estudio independiente que Microsoft ha podido ofrecer en esta generación, tras su aciaga decisión de apartarse un poco de esta clase de desarrolladores con el lanzamiento de Xbox One. Desarrollado por Moon Studio, esta mezcla de juego de plataformas y Metroidvania logró el aplauso generalizado el año de su lanzamiento (2015), tanto por su fluído sistema de juego, su precioso diseño artístico, el funcionamiento de sus escenas... rozó los 90 punto de media para la crítica agregada, se llevó multitud de premios y sólo en su primera semana de lanzamiento ya había alcanzado el millón de copias vendidas, por lo que era cuestión de tiempo que se pidiese "más Ori".
Han tenido que pasar cinco años pero, por fin, la secuela directa de ese fabuloso título ya está disponible: Ori and the Will of the Wisps salió a la venta el pasado 11 de marzo tanto en Xbox One como en PC, demostrando una vez más que hay una clase de juegos que van más allá de la pura diversión o el diseño artístico, tocando el corazón. Pero lo mejor de todo es que este título tampoco escatima en esas otras facetas, completando una aventura que brilla en multitud de sus apartados.
De esta forma, vamos a analizar lo que ofrece este título sin profundizar demasiado en ciertos apartados (creemos que es mejor descubrirlo en vuestra propia partida) pero sí que nos apetece explicaros la impresión que nos dejó completar este juego.
Comenzando nuestra aventura, volvemos a reencontrarnos con Ori, un ser de luz cuya vida, de nuevo, se verá alterada por los espíritus oscuros. En un nuevo bosque, nuestro protagonista contará con Ku como compañero, aunque éste se habrá perdido en una región donde la podredumbre lo está consumiendo todo. La trama que se desarrolla en este viaje resultará emotiva, triste y feliz a partes iguales, con un elenco de personajes que nos tocarán el corazón en muchos momentos.
Los avances con respecto al juego original se notan especialmente en el renovado sistema de combate, que combina el método ya existente de mejoras activas y pasivas ligadas al avance en la trama principal con un sistema que recuerda a Hollow Knight, ofreciendo nuevas habilidades que podremos activar dependiendo de los amuletos acumulados explorando los escenarios o completando misiones. Así, habilidades como el triple salto, pegarse a las paredes o atraer objetos del escenario se activarán en el menú y se podrán intercambiar en todo momento, incluso a mediados de los combates, lo que permite auténticas virguerías si eres lo suficientemente rápido y hábil para aprovechar esta opción. No es algo vital o excesivamente necesario, pero poder contar con nueve habilidades en la recámara (sólo podremos tener tres activas a la vez y hay un total de doce) resultará realmente dinámico.
También tendremos que enfrentarnos a varios jefes obligatorios que tendrán diferentes fases y patrones a los que deberemos adaptarnos para poder derrotarlos. En su búsqueda de resultar accesible para todos los públicos, podremos reiniciar esos combates en la fase donde fuimos derrotados, lo que ayudará mucho a la hora de no alargar excesivamente ciertas batallas. Además, el título ofrecerá un sistema de autoguardado constante en lugar de centrado en puntos concretos del mapeado, lo que también nos permitirá acabar y reiniciar nuestro viaje en cualquier momento, sin obligarnos a buscar esos concretos puntos de guardado.
Podríamos explayarnos más, sobre todo en la inteligente forma que rompe la linealidad para ofrecernos misiones opcionales, historias de cada NPC que nos interesará conocer, zonas especiales... el mundo será muy orgánico y extraordinariamente rico, lo que incentivará la exploración del jugador a la hora de mezclarse con estos preciosos entornos.
Porque el sistema artístico y sonoro vuelve a brillar a un nivel excelente. Cada zona será muy amplia y resultará muy diferente de las demás, tanto en estética como musicalmente. Si el primer Ori era bonito, esta nueva entrega mejora prácticamente todos los apartados. Música, sonido, iluminación, detalles del escenario... es un auténtico regalo para nuestros sentidos.
En general, todo el título es superior en casi todos sus apartados. La sensación de Metroidvania, su nivel como juego de Plataformas, los controles... hasta la curva de dificultad resulta mucho más suave, haciendo que las más de diez horas que le tendremos que dedicar para completarlo resulten sencillamente inolvidables, en una fabulosa demostración de lo mucho que puede mejorarse una idea que ya era buena desde su base.
Si habéis jugado al primero y os gustó, no deberíais dudar a la hora de darle una oportunidad. En caso contrario, más vale que aprovechéis cualquier oferta para completar el primero, porque descubriréis una de las historias más preciosas de estos últimos años, uno de los mejores exponentes del Metroidvania plataformero junto a Hollow Knight y, sin duda, uno de los grandes juegos de este 2020.
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