La religión en los RPGs: Baldur's Gate

Aunque son considerados como los mejores RPGs del universo de D&D (Dragones y Mazmorras), los títulos principales de la serie Baldur's Gate no usan las mismas deidades que ocupan el núcleo principal de la franquicia de Wizards of the Coast. Boccob, Corelion, Moradin o Nerull no son incluídos en estos juegos, que tienen diseñado su propio panteón de dioses heredado de los Reinos Olvidados, una de las interpretaciones más comunes del universo junto a Dragonlance, Magic: The Gathering, Mystara, Planescape o incluso World of Warcraft.

Lo más interesante de estas divinidades es que casi todas alteraron severamente el mundo de Toril en el suceso conocido como "La Era de los Trastornos", ya que se vieron obligadas a caminar por Faerûn a través de sus avatares como castigo de Ao -el dios supremo- que consideraba que sólo estaban pendientes de su lucha de poder y no de la protección de sus fieles, provocando toda clase de cataclismos y asesinatos en sólo un mes, tras el cual todos los que sobrevivieron regresaron a sus reinos pero obligados a depender de sus adoradores, de forma que los cultos se convirtieron también en una forma de acumular poder para muchos dioses. Los dos primeros Baldur's Gate se sitúan en el periodo entre ese cataclismo y el que fue todavía más serio: La Plaga de los Conjuros, tras el cual cambió incluso la configuración del propio mundo. Baldur's Gate III está situado más de un siglo después de esos incidentes, con la configuración que siguen las nuevas ediciones del juego. Repasemos los dioses de su politeísta panteón:

El dios original del que surgieron el resto de deidades del universo es, también, el considerado como "dios oculto", ya que no se relaciona de ninguna forma con los mortales, simplemente se preocupa de que el resto de divinidades presten atención a su creación.  Su nombre probablemente ni sería conocido por los habitantes de Toril si no hubiese decidido castigar al resto de dioses en la Era de los Trastornos y, de hecho, los cultos al mismo están empezando a desaparecer, al igual que todos los escritos que le mencionan. Parece evidente que no quiere que se sepa que existe, probablemente porque prefiere un panteón politeísta que uno centrado en su figura, cosa que ocurriría si los fieles asimilaran que es mucho más poderoso que el resto de dioses a los que adoran.

Tras destruir las Tablas del Destino cuando termino la Era de los Trastornos,Ao parecía haberse cansado de su creación, ya que no actuó cuando la Urdimbre Mágica fue arrancada y todo tipo de cataclismos ocurrieron en Toril, que volvió a reunirse con su planeta gemelo Abeir. Aunque no de forma ceremoniosa, se supone que Ao participó en la Secesión que volvió a separar ambos planetas y también replicó las Tablas del Destino, por lo que se supone que, simplemente, decidió poner orden en el terrible caos que había provocado la dejadez de sus funciones.

El único dios que no caminó por Faerûn en la Era de los Trastornos, ya que fue asignado por Ao como el que debería vigilar e impedir que otros dioses intentasen regresar a sus reinos. Humilde y centrado en la defensa del orden o los débiles, cuenta con templos por toda la región y los podemos visitar en los juegos, ya que es considerado como el dios principal de los paladines. Sin embargo, una acción clave en esos tiempos tumultuosos hizo que el dios perdiese mucho de su apoyo, ya que acabó con Mystra, la diosa de la magia, cuando ésta intentaba regresar a su reino sin cumplir el mandato de Ao. Ese suceso, además de provocar la creación de una de las gemas más potentes de Toril por la lágrima que derramó Helm al verse obligado a esa acción, hizo que otros dioses y humanos le consideren un ser despreciable, a pesar de que sólo cumplía su labor.

Varios años después del final de los dos primeros Baldur's Gate, Helm sería asesinado por Tyr en un duelo, al creer que éste estaba intentando arrebatarle a su pareja, Tymora. Se considera que todo fue un malentendido provocado por Cyril. Un siglo después, Helm regresaría frente a Kleef Kenric, su elegido, y su fe en Baldur's Gate III está en pleno crecimiento tras conocerse su resurrección.

Tyr, el dios de la justicia; Ilmater, el "dios roto" del sufrimiento o la compasión y Torm, el dios de la verdad o el deber. Esta alianza de los tres dioses Legal-Bueno tiene un peso relativamente reducido en los Baldur's Gate, ya que su gran momento surgió en la pacificación de Jhaamdath, muy anterior a los eventos que vivimos en los RPGs, aunque sus devotos y misiones relacionadas aparecen en casi todos los juegos. Ilmater dio ejemplo usando un avatar de un hombre torturado durante la Era de los Trastornos, pero acabó abandonando la alianza cuando Tyr fue engañado para que asesinase a Helm, uniéndose a la diosa de la belleza, Sune. En los tiempos de Baldur's Gate III se supone que uno de sus elegidos debería realizar/haber realizado una revuelta contra los genios que acabó en un baño de sangre, lo que provocó su desaparición, supuestamente avergonzado porque su elegido acabó recurriendo a la violencia para lograr su objetivo.

Tyr es el mismo dios nórdico de dicha mitología que fue aceptado por Ao para formar parte de este nuevo panteón, heredando los poderes de Achanatyr. Como líder de la Triada logró grandes victorias, por lo que su adoración fue creciendo con el paso de los siglos. Como protector fallido de las Tablas del Destino, su castigo en la Era de los Tumultos fue vagar por el mundo completamente ciego, por lo que no pudo brillar tanto como otros dioses. Tras el incidente con Tymora, en el que pensó que Helm le estaba arrebatando a su amada, Tyr vio la ruptura de la Triada con la marcha de Ilmater y tampoco pudo retener a su querida, aunque en la Urdimbre Mágica logró recuperar a su amigo y, con la ayuda de Sune, lograron castigar a Cyric, culpable del incidente, encerrándole por 1000 años. Tras ello, cedió sus poderes y fieles a Torm, ya que consideró que sus juicios habían sido erróneos en estos tiempos tumultuosos, optando por la retirada. Eventualmente, parte de sus deberes fueron tomados también por el dragón Bahamut. Tras su muerte en una invasión de demonios y posterior resurrección, volvió a tomar parte en los asuntos mortales y en Baldur's Gate III es un dios importante para Clérigos y Paladines.

Torm fue un antiguo héroe ascendido a semidios. Héroe en la Era de los Trastornos, al proteger una de las Tablas del Destino y acabar derrotando al dios Bane con su avatar, usando el alma de todos sus seguidores -menos los menores de 14 años- para lograr poder suficiente con el que ganar la batalla, perdiendo también su propia vida. Ao le acabó reviviendo por su esfuerzo y, cuando Tyr mató a Helm, acabó recibiendo también los poderes divinos del dios nórdico, luchando junto a él en la invasión demoníaca que acabó con la vida de su compañero. Tras entregarle parte de sus deberes al dragón Bahamut como reconocimiento por su ayuda en esa batalla, debería ser el más importante de la Triada, pero por alguna razón Tyr es el único que aparece -de monento- mencionado en Baldur's Gate III.

"El señor de la muerte perecerá, pero en su caída dará vida a una progenie mortal que sembrará el caos a su paso". Así lo predijo el sabio Alaundo y ese suceso supone la trama central de los dos primeros Baldur's Gate, con los diferentes hijos del dios del asesinato tratando de lograr el suficiente poder con el que convertirse en divinidades. Originalmente un cruel aventurero junto a Bane y Myrkul, el trío logró heredar los poderes del antiguo dios Jergal y se repartieron sus dominios en un juego donde Bhaal fue el perdedor. Al prever su propia muerte en la Era de los Trastornos, se dedicó toda su etapa en Faerûn a engendrar hijos con los que garantizaría su regreso. Eventualmente asesinado por Cyric, éste le arrebató su dominio, pero los eventos de los juegos podían cambiar esa situación.

En Baldur's Gate III, Bhaal vuelve a estar presente como dios del Asesinato, aunque su regreso se puede discutir entre los sucesos de los juegos y la historia de Adbel Adrian, ya que dependiendo de nuestras decisiones al final de los títulos la trama podría cambiar severamente y, por ello, existen historias oficiales protagonizadas por un nuevo hijo de Bhaal y sus aventuras.

El miembro ganador del trío oscuro que heredó los poderes de Jergal. Bane, junto a Myrkul, fue el principal culpable del robo de las Tablas del Destino, por lo que también fue exiliado al mundo mortal, donde acabó sucumbiendo en una gran batalla contra Torm, en la que ambos perecieron. No obstante, al igual que Bhaal, se guardó la carta de una progenie: Iyachtu Xvim, quien sería eventualmente usado como mero cascarón para el regreso de Bane. Con las consecuentes desapariciones de dos de sus principales rivales, Mystra y Cyric, su importancia creció muchísimo.

Su compañero Myrkul, señor de los muertos vivientes, también tuvo una gran batalla en la Era de los Trastornos contra Midnight, la hechicera heredera del poder de Mystra tras ser eliminada por Helm. La derrota del nigromante permitió que Midnight ascendiera como "la nueva Mystra" y, por tanto, Cyric logró robar de una tacada las tareas de Bhaal, Bane y Myrkul. No obstante, a través de una corona en la que conservó sus recuerdos y de una forma similar al Rey Liche de World of Warcraft -o más bien a la inversa-, mantuvo su presencia en el mundo hasta su regreso tras la Plaga de los Conjuros, cuando Cyric fue encarcelado.

Algo así como un Loki en el panteón de los Reinos Olvidados, Cyric tomó parte en buena parte de los sucesos más graves entre las diferentes divinidades: instó a Mystra para que intentase regresar al mundo divino y fuese asesinada por Helm, asesinó a Bhaal arrebatándole su puesto -y el de los caídos Bane y Myrkul-, logrando la divinidad, asesinó a otros dioses menores como Leira y Mask para expandir aún más su poder, fue derrotado por Kelemvor perdiendo el reinado sobre la muerte, engañó a Helm para que matase a Tyr en un duelo y, finalmente, fue el asesino de Mystra, causando la Plaga de los Conjuros por la desaparición de la diosa de la magia. Tras esa acción, Tyr, Sune y Lathander le encerraron por mil años en una prisión divina, razón por la que no aparece en Baldur's Gate III.

La historia de Kelemvor se entremezcla con la de Baldur's Gate, ya que fue un justo mercenario que podía tomar forma de pantera y, junto a Midnight y Adon, lucharon por recuperar las Tablas del Destino en la Era de los Tumultos. No obstante, Cyric logró asesinarle en la batalla final contra Myrkul, aunque acabó siendo protegido por Mask, quien intentaba demostrar su capacidad como dios de las mentiras, preparando una traición contra el nuevo dios de la muerte. Tras diferentes eventos al darse cuenta de la traición, Cyric entró en pánico y, tras acabar con Mask, acabó encontrándose cara a cara con el regresado Kelemvor, quien logró derrotarle para convertirse en el dios de la muerte, labor que lleva a cabo con estoicidad y justicia.

Prácticamente ya hemos contado su historia a través de los otros dioses, ya que es de las divinidades con más influencia en los eventos que suceden antes y después de los dos primeros Baldur's Gate. Tras ser rescatada por el grupo de Midnight cuando fue capturada por Bane, Mystra intentó regresar al reino celestial y hablar con Ao directamente, pero fue detenida y eventualmente asesinada por Helm. Como su sirviente, Midnight tomó su pendiente mágico para seguir luchando por recuperar las Tablas del Destino, por lo que eventualmente, tras su victoria, Ao la elevó como nueva Mystra.

Unos años más tarde, Cyric acabaría asesinándola, lo que provocó un evento cataclísmico llamado "La plaga de los conjuros" en el cual los hechiceros no podían usar la magia, el Árbol del Mundo fue destruido y gran parte de Toril quedó afectada durante unos cien años, cuando Mystra regresó y ayudó a restablecer la estabilidad de la magia, posteriormente indicando que aceptó su eventual muerte como una forma de arreglar la convulsión sobre el tejido mágico que habían provocado todos los eventos previos.

Un dios que proclama la destrucción de todas las construcciones, la naturaleza e incluso odia el aprendizaje es, como resultaría imaginable, tremendamente odiado por el resto de los mortales, salvo sus acólitos. Su culto se basa enteramente en la amenaza y la bendición a los actos violentos, por lo que suelen ser unos cuantos templos diseminados por todo Faerûn que tienen que actuar clandestinamente. En Baldur's Gate II tienen una cierta importancia para una serie de misiones, pero en la tercera entrega se considera que sus creyentes han sido casi erradicados y Talos no aparece, por el momento.

Dios de la primavera, el amanecer, la creatividad, renovación, nacimiento, atletismo, juventud y vitalidad, es poco menos que uno de los dioses más importantes del panteón, considerado como el que le da la bendición de ser superiores para los nobles, el que le trae el Sol a los granjeros y fuente de inspiración para el resto. No obstante, resulta también una figura que entra en conflicto con el dios Sol, Amaunator, ya que uno aparecía cuando desaparece el otro. En los primeros Baldur's Gate llegamos a ver ejemplos de antiguos cultos a Amaunator siendo obsoletos por la presencia de Lathander, pero en Baldur's Gate III se supone que ambos conviven, si bien no es posible adorar a ninguno de ellos en la parte del juego que está disponible cuando escribimos este artículo.

Una de las diosas más antiguas del panteón, hermana y enemiga de Shar, la diosa de la noche, consideras como algunos como las dos caras de una misma moneda. Adorada por los navegantes -en contraposición a Umberlee, quien amenazaba con hundir los navíos de los que no le rezaran a ella- y los licántropos, Selûne se ha debilitado con el paso de los años y, de hecho, decidió vivir como una mortal posadera llamada Luna, viéndose obligada a tener una dura batalla con Shar en la Era de los Trastornos, cuando su hermana caminó sobre Faerûn y decidió acabar con ella cara a cara.

Aunque sus acciones no se muestran en la serie Baldur's Gate, existen multitud de historias donde Selûne libra grandes batallas y resulta clave para la supervivencia de muchas razas o regiones de Faerûn, lo que explica que su peso sea mucho mayor en el panteón de Baldur's Gate III y no fuese excesivamente relevante en los dos primeros.

Además de sus conflictos con su hermana Selûne, Shar también fue una villana para Mystra, ya que pretendía tomar el control de toda la magia y participó en su asesinato junto a Cyril, evitando ser juzgada por el mismo y aprovechando el descontrol provocado por el caos mágico para crear la Urdimbre Sombría, con la que estableció un dominio completo en un plano oscuro de la magia desde el que puede actuar con total tranquilidad. Por ello, es mucho más poderosa en Baldur's Gate III que en lo dos anteriores.

Todas las directrices relacionadas con la cultura (desde el arte a la escritura, pasando por la inspiración) están de una forma u otra atadas a Oghma, quien en toda la franquicia se ha asociado a los Bardos, por razones obvias, aunque también es el dios principal de Candelero, la ciudad-estado-biblioteca de la Costa de la Espada donde comienza el primer Baldur's Gate. A pesar de sus múltiples adoradores, no es un dios que haya tenido demasiados líos, salvo el cisma de Cullen Kordamant en la Era de los Tumultos, cuando el gran patriarca de su orden desapareció al dar comienzo el conflicto y nadie fue capaz de dar una respuesta clara a lo ocurrido: ¿Oghma murió y Cullen le sustituyó, tratando de mantener el nombre original? ¿Cullen murió y Oghma simplemente alentó las dudas para que sus leales tratasen de conocer lo sucedido? ¿Cullen ascendió a un estado de semi-divinidad sirviendo a su dios? Esas dudas crearon dos escuelas de creencia (la ortodoxa y la exiliada) todavía enfrentadas en tiempos de Baldur's Gate.

Con un dogma de combate honorable para solventar disputas, Tempus odia específicamente las acciones del trío oscuro o Cyric, aunque nunca se enfrenta directamente a ellos. Disfruta de la batalla y se aparece ante los ejércitos montando sus caballos Veiros, cuando asegura la victoria; Deiros, cuando anticipa la derrota y los dos a la vez, uno en cada pierna, si considera que el resultado de la batalla es impredecible. El Caballero Rojo es una diosa menor a su servicio, considerada como la diosa de los lanceros y la estrategia. Sólo Tempus sabe su nombre.

Gobernante de las razas que viven en la Infraoscuridad, principalmente arañas y drow, aunque también es adorada por asesinos y sirvientes del Caos. Su culto establece la superioridad de las mujeres, con sociedades matriarcales. Anteriormente conocida como Araushnee, diosa élfica del Destino, fue desterrada a la Infraoscuridad cuando se descubrieron sus planes de acabar con los otros dioses élficos, pero a pesar de ello fue capaz de crear su propia sociedad y dominio en esa región. Normalmente es adorada por los drows, aunque algunos acaban prefiriendo a Shar, la diosa de la Oscuridad. Se considera vengativa contra esos traidores, aunque su aparición en los juegos se ha reducido a ser una presencia adorada por sus siervos y poco más.

Al menos, para los drow que no quieren seguir los designios de Lolth y buscan regresar a la superficie en lugar de perseguir la venganza. Uno de sus más conocidos seguidores es Drizzt Do'Urden, quien tiene varias apariciones en la serie Baldur's Gate y es de los héroes más conocidos de los Reinos Olvidados. Su gran peso en la trama no se relaciona con estos videojuegos y comprende una gran batalla contra Lolth y la disputa de la drow Qilué Veladorn con Mystra, ya que ambas la eligieron como potencial heredera de sus reinos. Pero en la serie Baldur's Gate no es más que la elección natural de los drow que no eran malvados, ya que no se narran sus conflictos.

Corellon Larethian es el dios de todos los elfos y creador de los Tel-quessir, la raza élfica. No obstante, la mayoría de sus actividades se realizaron antes de "la era de los hombres", por lo que más allá de ser mentado por algunos elfos, su importancia en casi todas las historias es testimonial. Garl Glittergold es el dios de la suerte y los gnomos, pero dado los pocos seres de esa raza que aparecen en los juegos y la mayoría de historias de los Reinos Olvidados, simplemente es mentado lejanamente en algunas tramas. Yondalla, diosa de los Medianos -o Hobbits-, tuvo una suerte similar.

Moradin y Laduger son los dioses de los enanos y duregar (o enanos oscuros) respectivamente, pero al igual que Glittergold son sólo mencionados de pasada y no tienen grandes historias en su haber. De hecho, Laduger se consideraba asesinado por Moradin en un evento ocurrido unos años después de los sucesos ocurridos en Baldur's Gate, pero simplemente volvió a aparecer tras la separación de Toril y Abeir, sin más explicaciones al respecto


Y aquí lo podíamos dejar. Dioses como Waukeen (comercio) desaparecieron en la Era de los Tumultos, aunque todavía quedan templos y lugares mercantes con su nombre en Baldur's Gate II. Existen otros dioses menores e incluso líderes tiranos inmortales como Vlaakith, la reina liche de los githyanki, tienen una adoración comparable a la de un dios, aunque no lo sea como tal, pero no los podríamos considerar como canónicamente divinos, sobre todo para la trama de los juegos.

Como podéis observar, al basarse en una variante de Dungeons & Dragons tan clásica y con tantos escritores, el panteón de Baldur's Gate es realmente impresionante y politeísta, con múltiples sucesos y eventos con sus dioses que acaban afectando severamente al mundo mortal. Al estar relacionados con actividades o razas concretas, la mayoría tienen sus fieles dependiendo de la raza o trabajo que ocupen, sin demasiados problemas sobre el potencial solapamiento de muchos. Un culto comparable al de las civilizaciones clásicas y que, sin duda, es referencia clave para las religiones de otros muchos RPGs.

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