Burn, baby, burn


En una situación de crisis continuada como en la que nos encontramos, pasando de dos años de COVID cambiando severamente la sociedad a los efectos devastadores que está teniendo la absurda invasión de Rusia a Ucrania y todos los rescoldos que está volviendo a calentar (Taiwán, los Balcanes...), los problemas de suministros energéticos y alimentarios que provoca o la creciente sequía que estamos sufriendo en muchos países, perfectamente alineada con los efectos del cambio climático, los videojuegos se han convertido en una de las mejores "vías de escape" para muchas personas. Esta consolidación del mercado, no obstante, también se ha producido en medio de un terreno irregular para la propia industria, con un cambio generacional en las consolas de sobremesa que no se acababa de consolidar (también por razones macroeconómicas como la escasez de componentes para fabricarlas) y un proceso de adquisiciones que no sólo se debe una hipotética "guerra de marcas": muchas compañías estaban necesitadas de inversión.

Con toda esta situación, la industria del videojuego también se está viendo zarandeada por los movimientos de la del entretenimiento, con mucha inversión de las plataformas de streaming (Netflix tuvo un evento alrededor del pasado no-E3 y Marvel junto a Disney+ tendrán uno el próximo septiembre) y la imparable corriente revival que busca recuperar a muchos de los títulos que tuvieron un cierto éxito hace varios años. Y, en este juego, hay muchas propuestas que se están quemando ante nuestros ojos.

El caso más reciente es el del remake de Star Wars: Caballeros de la Antigua República (KOTOR por sus siglas en inglés), que al parecer ha cambiado de manos desde Aspyr Media (quienes realizaron el port de estos título a Switch... y repitieron bugs que tenían esos juegos originales) a Saber Interactive, un estudio que nunca ha desarrollado un RPG, ya que el próximo Circus Electrique -con mecánicas similares a Darkest Dungeon- lo desarrolla Zen Studios y ellos sólo son la distribuidora. Desde luego, impacta que un título tan importante para toda la industria del videojuego se mueva entre manos más inexpertas cuando las presiones de inmediatez, calidad o seguir una cierta base van a ser enormes. En este caso, tienes a Sony y Disney encima esperando a un título que iguale lo que logró un estudio tan importante y de tanta solera como Bioware, pero encima usando el potencial de PlayStation 5, una presión que puede acabar triturando a equipos de desarrollo o bien acabar saliendo como un "bueno, estoy es lo que hay" que sólo trate de salvar los papeles.

No es algo nuevo en esta industria. De hecho, el reciente Digimon Survive bien que se puede encuadrar en esa filosofía: la libertad creativa de dejarle al pequeño estudio Witchcraft la posibilidad de jugar a hacer una obra realmente diferente para la franquicia de Bandai Namco acabó chocando con unos tiempos de desarrollo y una temática que no cuadraban con los dueños de la licencia, que finalmente contrató a Hyde para que unieran todas las piezas del proyecto y lo lanzaran tal cual este mismo año. No es el único ejemplo, RPGs importantes como Final Fantasy XII Final Fantasy XV también tuvieron cambios severos en sus desarrollos que implicaron un relevo en la dirección para que llegasen al mercado de una vez, aunque eso implicase (como ocurrió) que sus tramas diesen la impresión de ser irregulares en muchos momentos y con muchos huecos argumentales. Hay veces que una comida que no ha seguido el tiempo de cocción originalmente planteado puede satisfacer a muchos comensales en un restaurante plagado de gente.

Pero eso de cancelar y reempezar proyectos de alto calado está siendo mucho más común hoy en día. Otro ejemplo muy claro es el de Vampire: The Masquerade - Bloodlines 2, que contaba con varios vídeos, marco de lanzamiento, ediciones de coleccionista... y actualmente está retrasado sin fecha potencial de lanzamiento y con sus creadores originales, Hardsuit Labs, fuera del proyecto porque Paradox Interactive notaba (con criterio) que el título no tenía buena pinta. Pero, claro, si el regreso de Vampire: The Masquerade con una nueva entrega de su videojuego más popular se retrasaba, había que cubrir el hueco con otros proyectos que mantuviesen la llama viva... pero el resultado, a través de diferentes estudios y distribuidoras, principalmente con títulos de alto esfuerzo en la narrativa, ha sido al cual más catastrófico. Es decir, que quien sea que vaya a atreverse a acabar Bloodlines 2 lo hará con la presión de que seguramente no vaya a igualar al juego original (que, no olvidemos, tuvo malas ventas y la crítica tampoco lo alabó demasiado, pero funcionó en un cierto nicho de jugadores) y, lo que da más miedo, en un entorno donde todo lo nuevo que ha salido con ese nombre se la ha pegado.

Otro título que lleva años en un incendio perpetuo es el próximo Inazuma Eleven, que ya lleva como tres cancelaciones de todo el trabajo realizado previamente para reempezarlo casi de cero, una versión animada que a estas alturas no va a representar nada del nuevo proyecto y un potencial marco de lanzamiento para el 2023, con nuevas imágenes del título mostradas hace unos días por el 14 aniversario de la serie. Lo de este juego, además, se mueve alrededor del perpetuo temor sobre la situación de sus creadores, Level 5, que tras el... pobre pero decente resultado de Megaton Musashi, en el que ayudó que la inversión fuese reducida, la compañía parece moverse en un estado de mantenimiento estilo gacha (porque además tienen un par que siguen funcionando bien) para sobrevivir y financiar Inazuma Eleven: Great Road of Heroes como su gran regreso, aunque ese juego siempre tendrá las dudas de cómo podrán adaptar la serie sin tener controles táctiles, ya que sus adaptaciones previas a consolas de sobremesa se sintieron siempre como versiones arcade inferiores a las que recibíamos en las portátiles de Nintendo.

Otro problema en ciernes se refiere a las franquicias de superhéroes, que siempre han supuesto un surtido interesante de títulos para la industria del videojuego, pero su sobrexposición en el cine y series de televisión también está desgastando la fórmula y ya empezamos a regresar a los tiempos donde contar con ciertas licencias tampoco era precisamente una garantía de calidad. Square Enix medio salvó la papeleta de los flojos resultados que tuvo Avengers con las buenas críticas a Guardians of the Galaxy, Spider-Man fue un juegazo que no podía ocultar que su diferencia con la criticada "fórmula Ubisoft" se quedaba en lo bien que sentaba moverse por la ciudad, Batman Arkham ha ido cayendo en picado con cada nuevo título, tenemos las versiones de Lego y el último Marvel: Ultimate Alliance con el aprobado de los fans sin más... pero lo que se viene ya parece estar por debajo del cénit que tuvieron estas sagas no hace tanto.

Sin duda, el ejemplo más claro y actual es el incendio provocado por Warner Bros. y su fusión con Discovery, que ya se ha llevado por delante una película completamente filmada como Batgirl y amenaza a sus próximos videojuegos, como Gotham Knights (que tiene mala pinta aunque vaya a llegar el próximo octubre), Suicide Squad: Kill the Justice League o Wonder Woman. Alguno de estos tiene pinta de que puede acabar, como mínimo, retrasado hasta nuevo aviso. Y, bueno, luego está esa "patata caliente" llamada Hogwarts Legacy, hace nada retrasado al 10 de febrero del 2023 (con la versión de Switch en el alero) y J.K. Rowling resultando una bomba de relojería que no para de amenazar cualquier resquicio del cariño que muchos fans le tienen a esta saga para convertirlo en un premio a una de las personalidades más abiertamente opuestas a muchas de las luchas sociales más básicas. Eso sí, es de las apuestas más seguras que tienen en Warner Bros. por el momento, así que tirarán para adelante con el proyecto porque va a triunfar salvo que jugable o argumentalmente sea un desastre.

De estos líos trata de salir Disney junto a Marvel sacando pecho en una presentación en directo que realizarán el próximo 9 de septiembre, aunque la verdad es que no pueden estar excesivamente satisfechos de algunos de los movimientos recientes con sus sagas. 2K y Firaxis han retrasado a "una fecha por determinar en este año fiscal -que llega a marzo del 2023-" Marvel's Midnight Suns, que encima va a probar a lanzarse en exclusiva temporal para PC y consolas de nueva generación porque las versiones de PlayStation 4, Xbox One y Switch "necesitarán más tiempo". Y resulta dudoso que un juego de este tipo (una mezcla de estrategia y juego de cartas, más propio de gachas para móviles) vaya a salir bien parado si limita su cantidad de público posible. Marvel's Wolverine sigue siendo un pequeño teaser con Insomniac trabajando en el proyecto, pero la forma en la que está apuntando a situarse en el mismo universo de Spider-Man puede correr el riesgo de que acabemos teniendo muchos juegos repitiendo una fórmula similar, con la previsible bajada de interés que provocaría.

Para tratar de alterar un poco esta tónica, Skydance New Media anunció que preparan un nuevo título que incluirá varios héroes de Marvel y tendrá un alto énfasis en la narrativa. Seguramente será de los que veamos por primera vez en la presentación del próximo septiembre, pero está por ver si de verdad un juego de ese estilo puede cuadrar en la industria tras los batacazos comentados previamente por Vampire: The Masquerade o el claro desgaste que sufrió la fórmula de Telltale, que encima regresará con varios proyectos como The Wolf Among Us 2 y Tales of the Borderlands. La pregunta es si estos años de descanso le sentarán bien o el infierno fue fue Telltale Games hasta su hundimiento hace que ciertos estilos no sean recuperables fácilmente, complicando la supervivencia de próximos juegos que intenten explorar más el apartado narrativo que el jugable en determinados títulos donde su público está más acostumbrado a lo segundo.

Y luego también tenemos a Square Enix, que está quemando sus propias naves a toda velocidad en un marco de lanzamientos absolutamente delirante: The DioField Chronicle se lanza el 22 de septiembre, una semana después Valkyrie Elysium, Star Ocean: The Divine Force estará disponible el 27 de octubre con Harvestella y Tactics Ogre: Reborn lanzándose, consecutivamente, una semana tras el anterior... y cerrando el proceso Dragon Quest Treasures estará disponible el 9 de diciembre. En menos de mes y medio podemos encontrar hasta cuatro lanzamientos distintos de la compañía, los cuales aunque no compartan precisamente el mismo público, sí que pueden tener a jugadores interesados en varios que van a tener que elegir debido a que todos llegan casi al mismo tiempo y al máximo precio posible. ¡Oh! Y no olvidemos que los remakes de Front Mission 1st y Front Mission 2 también están anunciados para este año, Crisis Core: Final Fantasy VII Reunion está entre el 2022 y el 2023 y el próximo año lo empezamos con Forspoken el 24 de enero.

Esta avalancha de proyectos en los que algunos hasta llegan a pisarse entre ellos (The DioField Chronicle, Tactics Ogre: Reborn y los Front Mission son todos RPGs estratégicos; Valkyrie Elysium, Star Ocean: TDF y Crisis Core: Reunion son RPGs de acción...) parece abocada a una Square Enix obsesionada en presentar un año fiscal con ganancias récord donde se queden como grandes esperanzas a futuro sus próximos grandes titanes del trío de franquicias más importantes con las que cuentan: Dragon Quest XII, Kingdom Hearts IV y Final Fantasy XVI/VII Rebirth. Parece una ronda de sacrificios masivos para tratar de complacer a los dioses (en este caso, los inversores) para justificar las gigantescas inversiones necesarias para esos cuatro proyectos, pero está siendo tan exagerado que corren el riesgo de que ninguno acabe triunfando realmente porque nada tenga la promoción o el espacio comercial que necesitaría. Juegos tratados como carbón para alimentar una locomotora que quiere ir a toda velocidad como si no tuviera miedo de los potenciales accidentes del terreno que tiene delante. Ya han reducido "la carga" que suponían los estudios occidentales como Eidos, Crystal Dynamics o Square Enix Montreal, lo que todavía enfatiza más esa visión de que parece que Square Enix está con los ojos inyectados en sangre queriendo llegar con todas sus fuerzas a vaya usted saber dónde, quemando todos los recursos que sean necesarios para ello.


En resumen, que da la sensación de que buena parte de nuestra industria se está moviendo entre muchos fuegos, tratando de sobrevivir a sus respectivos incendios o usándolos para alimentar un ritmo que parece que va a explotar eventualmente. Compañías como Ubisoft, Sony o EA ya han tenido que echar el freno ante estas situaciones, otras muchas han tenido que unirse al árbol que más cobija. En este proceso, tenemos casos como el de Embracer Group y sus múltiples adquisiciones que generan dudas sobre cómo va a mantener su modelo de negocio, cuando muchos de sus nuevos títulos (Saints Row, ELEX II...) sólo pueden satisfacer a sus fans más acérrimos y no parecen haber evolucionado mucho con respecto a los juegos que ya estaban un poco en el límite entre buenos juegos y obras insoportables en sus épocas. Es el nuevo gran gigante que nos da más pavor, porque es una amalgama que no para de crecer y casi no se pueden encontrar brotes verdes en su interior, sólo inversión desatada. Algo parecido al Game Pass y sus continuas ofertas a 1€, ahora que vemos como todas las plataformas de streaming de series o películas están subiendo precios y cancelando proyectos a toda velocidad porque ese ritmo era inasumible. Pero, en fin, que siga ardiendo mientras haya llama, esperemos que la industria no se acabe dando cuenta de que, igual, se han acabado quemando ellos mismos en sus propias llamaradas.

5 comentarios:

  1. Una pena ver más cantidad que calidad hoy en día. Quizás el deseo de utilizar todo el potencial de la nueva generación "obligue" a las producciones AAA a ser más espectaculares de lo que realmente necesitan ser para otorgar una buena experiencia. A veces, menos es más y creo que ahora es cuando más se puede aplicar esta frase.

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  2. Es la demencia total esto, quien quiera ver el mundo arder se hace un fiesta con esto

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  3. Tengo dos preguntas:
    1: No será que, por fin, va a pasar factura la filosofía empresarial que llevamos teniendo en la última década, con prácticas depredadoras para el jugador, demasiado coste en marketing y búsqueda de beneficios a corto plazo? A la larga, el modelo de negocio actual era inasumible, y quizás se ha prendido la mucha.

    2: Que paso exactamente en el desarrollo de Digimon Survive? Eso me interesa.

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    1. Oh, nunca lo sabremos completamente porque en Japón no son de largar temas de la industria, pero el juego fue anunciado originalmente en el 2018 y lo hemos recibido en el 2022, curiosamente, con un cambio de desarrolladora anunciado este mismo año. Si eso no apunta a "sacad el juego con lo que haya" sin más porque Bandai Namco se cansó de ser buena onda con Witchcraft...

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    2. Que interesante. Muchas gracjas

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