Cerramos el 2023: lo que nos dejó este año
Se acaba uno de los años más espectaculares de la historia de la industria del videojuego, un 2023 que nos ha dejado una impresionante cantidad de juegazos sencillamente única que han conseguido maravillarnos a lo largo de todos estos meses y nos han demostrado que también el género RPG se puede contagiar de ese buen ambiente, hasta el punto que muchos de los mejores del año han tenido a nuestro género favorito como representantes. En este panorama, da hasta miedo pensar que el 2024 va a seguir con esa tendencia: vamos a tener un comienzo de año absolutamente loco con Like A Dragon: Infinite Wealth, Granblue Fantasy: Relink, Persona 3 Reload, Final Fantasy VII Rebirth o Unicorn Overlord en poco más de dos meses, pero luego se vienen Dragon's Dogma II, Eiyuden Chronicle: Hundred Heroes, Black Myth Wukong, Metaphor: ReFantazio, Trails Through Daybreak, los RPGs de Level.5... va a ser complicado poder jugar todo lo que se nos viene encima, porque además cubrirán muchos estilos diversos.
En ese panorama como Destino RPG tendremos que repetir, como mínimo, una primera mitad de año en un ritmo mucho más reducido como el que habéis visto últimamente. Ha sido un 2023 realmente duro en el aspecto personal y queda un empujón extra por dejante, pero creemos que todo va a servir para que, próximamente, tengáis una página todavía más pulida, interesante y, por supuesto, que no os va a fallar a la hora de contaros cómo va el género RPG cada semana.
Pero centrándonos en los diferentes aspectos del año, sin duda el primero en el que nos debemos detener es en el de los juegos. Baldur's Gate III ha sido el juego del año para diversos premios con todo merecimiento, tras un extenso periodo en Acceso Anticipado donde ha pulido cada vez más diversos aspectos hasta convertirlo en la mejor representación del universo D&D jamás realizada, permitiendo múltiples formas de solución de conflictos (muchas tremendamente imaginativas), con personajes extremadamente carismáticos, multitud de historias entrelazadas y quizás la única pega en sus posibles problemas de rendimiento a diferentes escalas, de forma que muchos jugadores pueden tener serios problemas para jugar a uno de los mejores títulos disponibles porque, simplemente, su sistema o partida guardada se sale de los estándares del estudio. Se supone que es un problema en vías de solución, pero siempre resulta triste el contar con un sistema en el que debería poder correr un juego que quieres disfrutar y que al final no te vaya como querrías.
Otro de los grandes RPGs del año ha sido Lies of P, probablemente el primer Soulslike no realizado por From Software en el que hay una uniformidad en admitir que ha logrado su propia identidad y ser igualmente un gran título dentro del estilo que incluso puede ser superior en algunos aspectos o combates. Ahora les toca lo más complicado: tienen el nombre, tienen la fórmula, tienen un universo con potencial de expansión y también mucho público mirándoles, así que está por ver cómo enfocan esa presión para seguir adelante ahora que son una realidad y no solo uno más de esos muchos juegos con buena pinta que luego se queda en un "meh". El que no ha caído en eso ha sido Sea of Stars, que era de las apuestas más seguras del año y las ha cumplido a la perfección, con un título de aspecto brillante, una delicia jugable, trama interesante, buenos personajes... Sabotage Studio se podría considerar como los nuevos SuperGiant Games, estudios independientes capaces de hacer juegos espectaculares en estilos muy diferentes, así que estamos deseando saber cuál será el próximo paso a tomar. Por cierto, ¿Hades II en 2024?
También podemos alabar el gran nivel de The Game Kitchen a la hora de concretar sus ideas en un magnífico juego como Blasphemous II, minimizando enormemente las potenciales pegas que podrían encontrarse en la primera entrega; Tomoya Asano ha vuelto a encontrar su toque con un buen Octopath Travelers II que mejora muchos aspectos del original; hemos vuelto a ver a la mejor Blizzard (al fin les tendremos sin la garrapata de Bobby Kotick) con un sólido Diablo IV; HoYoverse ha demostrado que también puede hacer excelentes Gacha de combates por turnos con Honkai: Star Rail...
Y luego están los otros grandes RPGs del año pero con matices más extensos. Final Fantasy XVI es el más confuso, ya que se mueve entre un "lo amas o lo odias" y una larga amalgama de "me lo he pasado, pero necesito tiempo para pensar qué opino de él". Es indiscutible que sus momentos más espectaculares y su ritmo al comienzo han encandilado a todo el mundo, pero son sus más severos valles, esos momentos en los que los RPGs se extienden de forma más mundana, donde el juego no ha acabado de encontrar el equilibrio. Y ciertamente no ha sido el único: Starfield es, sin duda, otro de los grandes RPGs del año y también ha mostrado problemas a la hora de hacer divertidas largas tandas de partida fuera de la trama principal, lo que empieza a dar una sensación de dudas sobre la necesidad de que un RPG sea extenso por imperativo y no pueda contar una gran historia que tenga un ritmo alto en todo su curso y se acabe sin más. Resulta curioso que también hayamos tenido un superventas del género como Hogwarts Legacy que se pueda resumir en una ristra de elementos típicos del género sin más profundidad, en este caso sin llegar a lograr una sensación real de que nada de lo que estamos haciendo realmente importa. Y si hubiera pasado solamente en alguno pues sería cosa suya, pero con tres grandes RPGs del año desarrollado por tres compañías distintas igual sí que hay que preocuparse un poco ante el riesgo de títulos que tienen 10 horas buenas repartidas en 60 donde simplemente jugamos encogiéndonos de hombros y siguiendo adelante. ¡Y hay veces que eso es todo lo que necesitamos! Pero cuando eso es precisamente lo que empaña un título que podría haber sido excelente...
Tras Hades, Baldur's Gate III es el segundo gran triunfador de un año diferente al de su publicación inicial en formato de Acceso Anticipado, si nos detenemos exclusivamente en los premios más populares, pero el panorama va mucho más allá: Slay the Spire, My Time at Portia, Valheim, Project Zomboid (que todavía sigue ahí), los Darkest Dungeon, Rogue Legacy II... la lista es extensa y este año también podemos añadir el fabuloso Wartales, uno de los grandes y más duros RPGs del año gestionando a un grupo de mercenarios en un entorno de mundo abierto o World of Horror, un brillante RPG de terror con mucha variedad y múltiples opciones expandidas a lo largo de su periodo de contacto directo con la comunidad que podía jugar y opinar sobre sus sensaciones. Sin embargo, hemos cerrado el año con un escándalo del nivel de desfachatez de The Day Before, que como ocurrió en otros casos puede dejar esa cierta tela de dudas sobre un formato que ha demostrado funcionar pero que también deja muchos proyectos inacabados o publicados sin cumplir sus objetivos planteados inicialmente.
Además, este formato cada vez está siendo menos ajeno para compañías importantes que están viendo el punto comercial de la fórmula: pagar más para poder jugar al título unos días antes está empezando a ser hasta común en ciertos proyectos importantes, sin ningún tipo de vergüenza a que las primeras impresiones sean un juego que todavía no tiene el ya tradicional parche Día 1 o capaz de convertir las betas que hace años se ofrecían de forma gratuita en revistas en un elemento con el que comerciar. No es algo nuevo, pero da la sensación de que este camino se ha consolidado un poco más este año y da miedo el pensar que más compañías puedan encontrar la forma de "pervertir" un formato que ha funcionado tan bien en el pasado y por culpa de unas cuantas pueda acabar envenenado.
El 2023 también nos ha dejado nuevas entregas de varias sagas de renombre que quizás han pecado de poco ambiciosas, quedándose en nuevas propuestas con muy poca innovación en su fórmula y, simplemente, dando más contenido para sus fans y hasta luego. El caso de Fire Emblem Engage puede ser el que hayamos considerado como portada de esta sección, ya que acabó pareciendo más una especie de readaptación de una trama digna de un Gacha que un nuevo juego de la franquicia; pero también podríamos reconocer que Trails into Reverie es un epílogo como lo fue Trails in the Sky the 3rd que sigue cargando a la saga con más y más fanservice, quizás una carga excesiva tras cuatro entregas con los protagonistas de Erebonia. Eso sí, al menos en esta sabemos que el siguiente va a presentar nuevos personajes, región e incluso cambios en el sistema de juego.
Otro que también se ha quedado en ese plano es Atelier Ryza 3, comprensible por ser el cierre de la trilogía, pero también demostrando un poco que igual no le vendría mal al equipo de Gust un añito de descanso y aclarar las ideas para que los nuevos juegos de la saga sean algo realmente diferente y no se vuelvan a quedar en satisfacer a sus fans sin más. Disgaea 7, por ejemplo, mejora a la sexta entrega, algo que tampoco era difícil de lograr, dicho sea de paso, pero sigue siendo de lo poco que brilla (y tampoco es que mejore números previos) en el erial de Nippon Ichi, con lanzamientos como Monster Menu que parece ser su próxima visión de los Dungeon Crawlers (Bar Stella Abyss parece similar, aunque esperemos que mucho más sólido) cuando este año hemos recibido mejor propuestas de ellos mismos en esa fórmula con Labyrinth of Galleria e incluso Void Terrarium 2. Hasta FuRyu se nos ha quedado sosilla con su último lanzamiento Crymachina, como siempre destacando en diseño y Banda Sonora, pero siendo incapaz de hacer un sistema de juego realmente sólido y consistentemente variado a lo largo de toda la trama. Ese ha sido quizás uno de los problemas de este año, sobre todo desde Japón: títulos que se pueden disfrutar como fans del género o sus franquicias, pero quizás un poco anclados en su complacencia de quedarse en eso y ya.
Level 5 se sorprendió como candidata a uno de los mejores anuncios del año, presentándose en un Nintendo Direct occidental del pasado septiembre con cinco proyectos, tres de ellos desconocidos previamente, que nos hacían recordar a su momento álgido, cuando con Yo-Kai Watch llegó a recordar a lo que solo Pokémon había logrado en Japón y tenía también a Inazuma Eleven, Ni No Kuni o al Profesor Layton en la recámara. Ya hemos documentado sobradamente la forma en la que tuvo el batacazo tras ese momento y hace un par de años al menos veíamos brotes verdes en el plano financiero, por lo que era lógico pensar que sí que podría ser posible que hubieran aprendido de sus errores y se tomasen ese tiempo en preparar nuevos proyectos como los que hacían en su cima. Sin embargo, cerramos el año sabiendo que dijeron en septiembre que todo saldría en el 2023 y, ahora, lo más cercano de sus proyectos es Megaton Musashi Wired para el 25 de abril. ¡Y se trata de un port con extras de su RPG de Acción con robots que no tuvo demasiado éxito en Japón!
Evidentemente, ante la duda queremos creer, creer que el regreso de Fantasy Life con una entrega en la que se potencie la decoración y podamos incluso terraformar se convierta en un pozo de horas que disfrutar tanto en solitario como con amigos; que tras tantos años de retrasos y modificaciones al fin el nuevo Inazuma Eleven pueda llegar al mercado y no echemos de menos las entregas con controles táctiles de las Nintendo DS y 3DS; el poder ver en Decapolice todo lo que hizo grande a la compañía, creando un mundo y personajes carismáticos que disfrutemos conociendo y profundizando con un sistema de juego simple pero efectivo y variado... La cosa es esa, tenemos que tener fe casi ciega, porque llevamos años y años retrasos del nuevo Inazuma Eleven incluso borrando vídeos previos que anticipaban un lanzamiento cercano y se ve que por septiembre prefirieron mentir descaradamente y decir "2023" cuando lo que tenían más adelantado se iba a publicar cerca de mediados del 2024. Es decir, al menos esperemos que los juegos sí que cumplan la buena pinta que tenían en los tráileres, porque como no sea así...
Ha sido un año un tanto raro para las consolas de sobremesa, en la que todas han tenido alguna gran exclusiva dentro del género RPG, pero ninguno ha logrado ser ese "vendeconsolas" que realmente empujase las ventas de alguno de los sistemas. Starfield para Xbox Series, Final Fantasy XVI en PlayStation 5 y Fire Emblem Engage con Switch, quizás metiendo algún remake o remaster extra para la consola de Nintendo... solo en Xbox Series hemos tenido algo parecido a un bombazo, porque en PlayStation 5 exclusivas como Spider Man 2 y en Switch Tears of the Kingdom han sido, sin lugar a dudas, mucho más importantes. Con todo, ha sido un año de victorias y derrotas para Microsoft, que al menos está tranquila porque la fusión con Blizzard se puede realizar, pero también parece asumir la derrota en la carrera por la venta de consolas (la distancia con PlayStation 5 ya es insalvable), el Game Pass ha bajado su rendimiento y, encima, uno de sus lanzamientos importantes del año como Redfall ha acabado como un batacazo tan grande que hasta su estudio Arkane está temeroso por ver cómo les sale Marvel's Blade, lo que es el peligro de formar parte de un bloque mucho más grande que te mete presión por según qué modelos y tiene poca paciencia con los errores. Ya lo hemos visto en Square Enix o EA (Bioware, por favor, que os salga bueno el próximo Dragon Age...). Por cierto, que uno de los mejores años de la industria también haya dejado multitud de despidos, cierres de estudios, distribuidoras como Versus Evil... Hay algo que está fallando muy seriamente a nivel económico y muchos estudios simplemente están avanzando porque sus números actuales pueden compensar ese desequilibrio financiero, pero como no haya un freno y una gestión adecuada de sus activos... ojito, que se pueden venir años todavía peores.
En el caso de PlayStation 5, ya podemos consolidarla como LA consola del relevo generacional con 50 millones de sistemas en el mercado, pero lo ha hecho con medio catálogo del año compartido con PlayStation 4. Sí, cada vez son menos y casi todos los más importantes han sido exclusivos, pero está siendo una transición tan suave que hasta vamos a tener lanzamientos para la antigua consola en el 2024, algo que unido al hecho de que todos los primeros exclusivos de PlayStation 5 fueron deficitarios y las demandas de ciertas third parties sobre aumentar el precio de los lanzamientos da que pensar que igual no es tan rentable trabajar en exclusiva para la consola de Sony. Los números avalan el camino, pero no dejar un escalón disponible para proyectos de menor coste (ahora mismo eso lo ofrecen Switch y PC) puede ser peligroso para un mercado tan vital como el de los títulos independientes. Y Sony haría muy mal en no pensar en ese mercado de nuevo, que no puede esperar que siempre sean los números puros de ventas los que garanticen la llegada de estos proyectos.
En cuanto a Switch, el final de año ha sido un poco más flojo. Los clásicos de Mario siempre funcionan, pero desde el punto de vista rolero ha sido eso y third parties. Vale que Paper Mario: La Puerta Milenaria sea un clasicazo, pero se antoja a poco para una consola que siempre ha tenido un buen ritmo de lanzamientos del género, muchos de ellos como exclusiva temporal. Que tampoco es grave porque se vienen muy buenos juegos y puede haber otro Direct cercano que expanda las opciones, pero ante cualquier tipo de desaceleración se multiplican las voces de Switch 2 que eventualmente ocurrirá (otra cosa es que haya que recordar a los que se equivocaron 24 veces previamente) y la llegada de una nueva consola de Nintendo definitivamente sería un terremoto en la industria.
Pero, al final, eso es algo que descubriremos en el 2024. Sabemos que se nos viene un año con muy grandes RPGs de combate por turnos, interesantes propuestas estratégicas, esperadísimos RPGs de Acción... desde luego, no nos van a faltar grandes propuestas para disfrutar del género otros doce meses más, por lo que brindamos con todos vosotros porque todas estas grandes esperanzas se hagan realidad y podamos tener un año cargado de grandes momentos memorables en nuestro género favorito.
2023, para mi uno de los mejores años del género en la última década o incluso más. Y 2024 no pinta nada mal! Feliz 2024!
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