[Análisis] Dungeons & Degenerate Gamblers

El ascenso de Roguelikes con cartas estaba destinado a evolucionar hacia otros estilos que añadieran azar reconocible en juegos físicos o bien readaptaciones de juegos de mesa en forma de RPGs. De los primeros, Slay the Spire sigue siendo el representante más evidente, sobre todo ahora que tiene secuela en camino, pero entre la otra vertiente no hace tanto que han aparecido ejemplos y es quizás Balatro el que podríamos considerar como la muestra más clara, readaptando el póker en un divertidísimo y adictivo Roguelike.

Esta nueva propuesta es similar: toma otro juego de cartas comunes, como es el Blackjack (en la baraja española tiene otras adaptaciones con nombres dispares, como las siete y media) y añade todo tipo de reglas o cartas extra para añadir a nuestra baraja e intentar superar los diferentes rivales que nos salen al frente hasta derrotar al enemigo final. Dungeons & Degenerate Gamblers acaba de ser publicado en PC tras una demostración que dejó unas buenas sensaciones y nosotros hemos podido jugar a la versión definitiva durante varios días para poder ofreceros nuestras impresiones.

El concepto del título es simple: tenemos cinco barajas para empezar y el objetivo será sobrevivir en cinco zonas con sus respectivos rivales, jefes y eventos, consiguiendo nuevas cartas con las que mejorar nuestro mazo inicial. El proceso nos hace jugar contra diferentes NPCs que tendrán su propio set de cartas y el objetivo será intentar quedarnos cerca de 21. El que se quede más cerca, causará daño al oponente por la diferencia entre ambas puntuaciones, con los puntos claves de que pasarse implicará tener 0 puntos y lograr blackjack (21) reportará efectos diferentes según los palos de las cartas que lo formaron: corazones curan, rombos confieren fichas (dinero), picas generan un escudo y tréboles aumentan en un 50% el daño.

Aquí se presenta el primer gran problema del título: nosotros combatimos múltiples partidas, por lo que es casi imposible evitar que suframos daño. Y teniendo en cuenta que contamos con 100 puntos de salud y hay muy pocos eventos curativos (de hecho, ni nos curarán entre zonas), contar con cartas de corazón será demasiado importante, pero éstas sólo aplicarán sus efectos en blackjack que acierte (si el rival empata un blackjack, no se aplican las bonificaciones de los mismos) y por tanto se establecerá una cierta necesidad de arriesgarnos para lograr blackjacks para curarnos... pudiendo pasarnos y acabar perdiendo aún más salud en el proceso. Es un sistema muy cruel que, encima, solo se aplicará con una de las barajas del juego de forma constante, el resto pedirán que busquemos añadir cartas de corazón u otros medios de recuperación para aspirar siquiera a llegar a las primeras zonas.

Porque aquí se puede plantear un "pues intenta no recibir daño", pero estamos jugando sacando cartas de nuestro mazo sin ningún tipo de control o decisión por nuestra parte más allá de decir "una más" o plantarnos. Y el enemigo será igual, por lo que en muchos momentos contra el mismo rival podríamos ganar por la vía rápida con puntuaciones modestas porque éste se pasa varias veces o bien tener que lidiar contra continuos blackjacks que nos pondrán la cosa realmente difícil (además, ellos también ganarán las bonificaciones de los palos que forman su blackjack, por lo que podrán curarse, ganar armadura...). Este punto de azar es una constante en el juego, no solo por la disparidad de puntuaciones con las que un rival nos podrá sorprender, también porque hay veces que será imposible conseguir puntuaciones medianamente decentes sin pasarnos y, sobre todo, porque hay demasiadas cartas que alteran las reglas del juego.

Porque Dungeons & Degenerate Gamblers ofrece muchas cartas de todo tipo fuera de las barajas normales: hay homenajes de todo tipo a otros juegos de cartas (Yugioh, Pokémon, Magic: The Gathering, Uno, Hearthstone, Slay the Spire...) que se unen a multitud de otros efectos realmente locos. Esto resulta realmente divertido e imprevisible, pero también genera demasiadas situaciones donde el jugador se encontrará absolutamente destruido: ¿Blackjack? Hay cartas que permiten robarle cartas al rival -pasas de tener un 21 a un 10 y el rival puede formar un blackjack con la carta que te acaba de robar- o incluso cambiar el valor de blackjacks en esa partida. Imaginad formar una baraja que hace 21s de forma constante y ahora resulta que el máximo es 20, nos pasaremos constantemente. Y esto es solo la punta del iceberg, hay tantos y tantos efectos dispares y potentes que prácticamente cualquier baraja puede perder contra ciertas cartas específicas.

A ese sistema también se le une que siempre empezamos sacando nosotros, por lo que si tenemos ciertas cartas que hacen algo contra las del oponente (aumentar o bajar el valor, robar, eliminar...) y las robamos en el turno uno, se activan sin aplicar su efecto, lo cual nos hace estar en perpetua desventaja contra el rival. El hecho de que no tengamos ningún tipo de decisión salvo para cartas definidas como "de mano", que podremos activar desde ahí en cualquier momento, pero que normalmente requerirá que las robemos y, en ciertos casos, pagar unos puntos que generamos de forma dispar dependiendo de un pin que nos obsequian tras la primera victoria (que tendrán una amplia variedad, pero en cada intento sólo podremos elegir entre un par de opciones, a veces ninguna útil para el estilo de baraja que queremos montar), hace que muchas situaciones no tengan salida. Si las dos primeras cartas de nuestro mazo son 10-10 y el oponente nos juega una que nos suma 4 puntos... las opciones eran plantarnos en 10 y acabar con unos 14 que serían fáciles de superar o bien acabar con 24 y puntuar 0 en esa ronda y es una decisión tomada a ciegas porque nunca sabremos si la siguiente cartas era un 10 o un 2 o si el rival nos iba a sumar 4.

Esto hace al título tremendamente frustrante en muchos momentos y podremos perder grandes cantidades de salud contra cualquier rival, ya que desde el comienzo nada impide que nos hagan 5 blackjacks seguidos en contra o bien que se pasen 5 veces. Es azar puro, lo cual se sobrepone y trivializa mucho el aspecto de Roguelike, ya que sólo ciertos NPCs son relativamente predecibles, el resto jugarán barajas variadas y bien equilibradas o bien importará poco que sepamos lo que hacen: puede ser que no tengamos la salud o las herramientas para ganarles... o sí, pero no robamos adecuadamente en el momento preciso. Caos por el puro caos y eso hace que la curva de dificultad se clave en un punto aleatorio (porque, por muchos que sepamos, nada nos salva de recibir mucho daño en ciertos momentos) y, encima, el juego irá perdiendo frescura conforme vayamos conociendo todas las cartas, ya que lo único que cambiará es sorprendernos por el efecto de cierta carta a alegrarnos o enfadarnos por el mismo en cierto momento de la partida.

En ese aspecto es también tremendamente criticable la decisión para desbloquear nuevas barajas: todas requieren completar una partida en dificultades extremas (con un mazo que no tiene efectos ni haciendo blackjack, jugando con múltiples penalizaciones si elegimos una baraja de un palo específico, completando partidas con varios mazos iniciales...) y la práctica totalidad de los mazos iniciales que desbloqueamos son todavía más malos que los iniciales, entregándose a una locura incomprensible en la que es todavía más fácil pasarse o, directamente, resulta cómico que existan ciertas barajas que ni presenten opciones de vencer al rival inicial salvo que tengamos una suerte loca con el azar. Es como si el premio por aprender a jugar no sea disfrutar más del juego, sino mandarnos a superar retos todavía más absurdos.

Por todo ello, Dungeons & Degenerate Gamblers nos ha dejado un sabor de boca muy agridulce. Tiene muchos momentos divertidos, es un canto a la construcción de barajas y otros juegos de cartas y técnicamente su duración y nivel de retos a superar es ingente, pero hay tanto azar, tanta imprevisibilidad y tal nivel de troleo con "guau, has ganado: ahora hazlo con algo todavía peor" que buena parte de su versión de Roguelike de cartas queda enterrada a tiradas de dados constantes y si el número no sale pierdes sin más, vuelva a intentarlo. Y cuando en esta clase de juegos los planes no se pueden llevar a cabo porque las reglas del juego pueden cambiar constantemente, es demasiado fácil que el jugador mire atrás a las propuestas más estables y diga que lo anterior era mucho mejor.

Dungeons & Degenerate Gamblers está disponible en PC desde el día 8 de agosto. Este análisis ha sido posible gracias a una copia ofrecida por 1UP sobre la versión en inglés. El juego definitivo ofrecerá textos en español.

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